Servicio o sacrificio.

3ª parte:

Comentario de Lorena A.

Estimado Prof. Olguín, espero que se encuentre muy bien; le comento que he estado leyendo por segunda vez el libro "El Cielo responde", ya que lo encuentro interesantísimo.
Hay un tema que quisiera comentar con usted y es el hecho de dar Servicio al prójimo. Comparto plenamente con lo que dice el libro, que los seres humanos debemos ayudar al prójimo de manera desinteresada, porque eso nos hace cada vez mejores personas y crecemos espiritualmente. Pero hay algo que yo considero que no se toca en su libro, y esto es semejante a un niño que está en proceso de aprender a caminar. Mientras está aprendiendo, no puede ayudar a otros a caminar, porque "no sabe" o no puede sostenerse por sí mismo, hasta que aprende. Es cierto por otro lado que la mayoría de las personas están muy preocupados de sus propios problemas y "no tienen tiempo ni ganas", como dicen, en ayudar al otro, y comparto con el comentario que hace un ser espiritual que eso está mal, ya que es buscar pretextos. Pero no se habla del término medio, que creo yo, abarca a una gran participación de personas, y es la etapa del autoconocimiento e integración.
En la "villa del Señor", como se dice, hay todo tipo de personas y todas estamos acá para ayudar y crecer espiritualmente; entre tantos, están las que no se conocen a sí mismos y se sienten vacíos interiormente y en compensación, colocan su atención al otro, dando servicio, por ejemplo. El hecho de dar servicio está muy bien, pero esa persona lo hace por necesidad, por compensar el vacío interno (lo hace de manera inconsciente, por supuesto), que en definitiva, cuando esté solo, se va a sentir igualmente vacío, como antes. Pero cuando la persona comienza a reconocerse, a religarse con Dios que habita dentro de Uno, se da cuenta que todos somos hermanos, que no hay alguien más importante que el otro, que todos somos iguales, y al hacer el bien al otro, se lo hace también a sí mismo.
De hecho, desde muy chiquita he pensado que vine a esta vida a ayudar a los demás, y me llena de Amor hacerlo, pero a medida que fui creciendo me fui dando cuenta que si no comenzaba a amarme, poco amor podía dar, y el servicio que brindaba era en "compensación por la carencia interna" que tenía, es decir, por necesidad... y eso era, creo yo, un acercamiento a la otra persona de forma egoísta, pensando en uno solamente, en satisfacer ese vacío, aunque sea en forma momentánea, "como no podía ayudarme a llenar el vacío interior, lo compensaba ayudando al otro". Eso, creo humildemente  yo, está mal, pues vendría a ser necesidad, no amor al servicio y entraría en la categoría de egoísmo. A mí, en lo personal, me ha ayudado mucho el Autoconocimiento, pues a medida que comencé a conocerme, a aceptarme y aceptar que "mi realidad es así por alguna razón", que mi vida es de ahí en adelante, para arriba, me fui acercando a las personas como antes, pero con alegría y no solo para llenar el vacío, y cuando se iban y me quedaba sola, de a poco me daba cuenta que me hacía bien el "dar" y ya no me sentía vacía, todo lo contrario. Así, con el tiempo, y con mis experiencias, me fui dando cuenta que en la medida en que me empezaba a conocer, a aceptarme, a amarme, (ese amor que nos identifica con Dios y la humanidad, ese amor ayudó a que empezara a comprender, de a poco, por vivencias, que cuando sufría por situaciones, no sufría mi alma, sino que sufrían los egos, por la sobre emoción que colocaba, y daba paso a los Yoes, (falta de aceptación) y que ellos son los que hacen sufrir, y en la medida que sufría, comenzaba a tratar de identificar, la razón "egoica" de la situación y buscaba la forma de enfrentar dichos Yoes (o debilidades de carácter, que creo forman parte de los roles del ego), comencé a dar mucho más de lo que daba antes, y empecé a comprender que la fuente de Luz es ilimitada, y que cuando daba, y doy, siento la Bendición del Señor en la otra persona y en mí, y agradezco ese instante de Luz que Dios nos da en ese momento a todas las personas involucradas, tanto las que Dan como las que reciben con fe.
Yo pienso que cuando uno logra una integración psico-espiritual, y se reconoce en el otro, como parte de un Todo, uno comprende ahí, recién, que todos somos iguales, que en la medida que haga algo al otro se lo está haciendo a sí mismo, y que al ayudar al otro no solo le hacemos un bien a ese semejante, sino también a nosotros mismos y a la humanidad entera. Yo creo que, al tener una chispita de esta compresión, ya nos hace más responsables de nuestros actos que antes, y así tomamos consciencia plena de ayudar, de ser más serviciales.
Esto le quería comentar, me gustaría mucho saber su opinión de lo expuesto acá, sobre "el proceso" que le comento.
Yo creo que no se puede caminar si nunca se ha aprendido. Primero se gatea, luego se para con obstáculos y luego se camina.
Es el proceso, esa lucha con los yoes y cada victoria pequeña lograda en el avance de la superación para limpiarse de los egos y acercarse al Amor, lo que le quería comentar, que al leer el libro, encontré que no se explica, sino que se destaca solamente el fin último, muy asertivo por cierto, que es el Servicio (que para llegar a él, creo yo, es muy importante el equilibrio interior previo, pues sin él, creo que no sería servicio en función del amor, sino en función de la necesidad propia... y eso sería egoísmo).
Sé que usted es precursor en la Psicointegración, por lo que se comenta en el libro y me interesaría saber qué piensa usted sobre lo expuesto acá.
El libro "El Cielo responde" lo encontré muy acertado, fuerte y lleno de mucho Amor. Agradezco la posibilidad que me dieron al poder leerlo, muchísimas gracias. Lo importante es lo que queda en uno, la expansión de conciencia y aclaraciones de la vida que se destaca que hacen razonar y orientarnos correctamente con las enseñanzas de Amor y el Servicio que es el camino de la Evolución interior.
Un abrazo, Lorena A.

 

Apreciada Lorena: Quedo gratamente sorprendido por tus palabras e incluso te pido permiso para publicar algo de tus pensamientos. Con respecto a lo que comentas sobre "el fin último", es cierto. No todos están "preparados" para Servir al prójimo, pues ese pesado lastre llamado ego, los arrastra hacia lo denso, con sus Yoes tan ciegos que no tienen capacidad para mirar más allá de sí mismos.
Es cierto, por otro lado, que muchas personas recién están aprendiendo a gozar el poder ser útiles al otro, después de un largo tiempo de estar enceguecidos por oscuros dogmas y opresivas doctrinas. Si a eso le sumamos el poder destructivo del ego, que solo nos hace vivir para personificar determinados roles de control en (supuesto) beneficio de nuestros Yoes.
En la página web de Instituto Akira tengo varios debates con mis colaboradores, donde hablamos sobre el rol del ego, sobre la mente reactiva, los engramas que tanto incapacitan al ser humano y sobre cómo integrar los Yoes para comenzar a "pensar en el otro".
Ese sería el primer paso para brindar el tan anhelado Servicio.
El camino hacia la Luz es arduo, pues el ser humano está condicionado y, como dijo Ouspensky: vive "dormido", camina "dormido"... y no sabe en realidad que está "dormido". El estadío de "despierto" comienza cuando espíritu encarnado se da cuenta de su estado y la venda que tiene en sus ojos se va diluyendo... para comenzar a "ver" al otro, a su semejante... porque si tratamos las carencias de nuestro prójimo, solucionaremos también las nuestras.
Atte: Jorge Olguín.

 

                  4ª parte