Nota realizada por el Prof. Jorge Olguín.
El Perdón
Si un amigo me traiciona o una pareja me
engaña, yo podré perdonarlos o no, de acuerdo a mi sentir... y a que mi espíritu
conciliador venza al rencor (cuidado, eso sería ego) o que mi dignidad dé por
terminado el asunto. Ese perdón no tendría que ver con ninguna pose
"paternalista" ni condescendiente.
El otro perdón es cuando creemos ser ofendidos (nuestro
ego se ofende) y prejuzgamos a la persona sin saber los motivos de su supuesta
agresión: Es una arpía, no tiene argumentos, su criterio no sirve, no sabe
lo que dice, es hueca, etc. Prejuzgamos su comportamiento, sus palabras (tenga
razón o no), sus acusaciones (sean valederas o no)... ¡porque nos sentimos
heridos! ¿Y qué acusa la herida? ¡Nuestro Ego! Porque le damos importancia
a los actos, a las palabras, al criterio de esa persona o a la opinión que tiene de nosotros. ¿Quién hace valer el argumento de esa persona? ¡Nosotros!
Me corrijo: ¡Nuestro Ego! Y ese ego manipulador es el que después dice
(internamente) en un acto de perdona vidas (condescendiente): Perdonemos a la
cretina, disculpemos a la hueca, olvidemos sus frases hirientes... ¡y el ego
perdona desde la hipocresía... porque mientras perdona sigue prejuzgando!
Por eso no existe el perdón desde el prejuicio... y si
no prejuzgo, no voy a perdonar... ¡porque la supuesta ofensa pasará
inadvertida en mí!
Si no me ofendo porque un perro me ladra (y no lo
prejuzgo), ni porque una PC se traba o se cuelga (y no la prejuzgo, pues
sería un psicótico si así lo hiciera), ni porque un niño me saca la lengua
(prejuzgar un niño sería ponerse "a la altura")... ¿por qué me
ofendería una persona más grande? ¿Será porque YO (mi ego) la tengo en cuenta?
¿Y por eso la prejuzgo? ¿Y por eso, luego, la perdonaría?
¿De qué la tengo que perdonar? ¿De que YO me permití
ser susceptible? ¿De que YO le dí PODER a sus palabras?
Depende de mí el ser tolerante, pero no la tolerancia que se derrama desde las
alturas, como dice Marcos Aguinis... no la tolerancia de resignarse ante lo
molesto para evitar males mayores... si no desde el respeto. Porque depende de
mí también el ser
comprensivo... y saber que hay personas que tienen su límite... como yo
tendré el mío, no me cabe duda. No le podemos
pedir peras al olmo... pero sí podemos tratar de que nuestros Yoes dejen de
ser lastres, sí podemos intentar integrar el ego. Él es el
antagonista, no la otra persona... entendiendo eso comprenderemos todo.
Prof. Jorge Olguín.