VIII

EL MUNDO FÍSICO

 

El plano más denso de vibración energética es el plano 1, conocido como el mundo físico.

Hay dos planos espirituales por debajo del plano material: el -1 y el -2, pero por una “jugarreta dimensional” son invisibles para el ser encarnado, aunque no por ello más sutiles.

Ya fue dicho que hay espíritus tan rebeldes y otros tan opuestos al plan de evolución que acrecientan su ego y “empalidecen” tanto que llegan a pasar por alto una nueva encarnación y descienden a alguno de esos planos negativos de vibración.

El plano físico es el universo visible, donde los seres encarnados vienen a evolucionar, sea mediante el sufrimiento o por medio del Servicio.

Se puede encarnar para revertir determinado karma o por una misión determinada.

No es ninguna garantía el haber sido en una vida anterior una persona altruista o de elevada moral, pues al no guardar en el presente la memoria de esa encarnación, se pueden cometer mil errores de comportamiento y contraer más karma en lugar de revertir los anteriores.

¿Qué es un karma? ¿Una Ley de Causa y Efecto? ¿Una culpa a pagar? ¿Una lección a aprender?

Un espíritu encarnado puede arrastrar uno o varios karmas. Éstos son las barreras que el hombre deberá afrontar a lo largo de la vida.

Partamos de la base de que todos los seres humanos viven más de una vida. Vuelven a nacer tantas veces como cosas deban aprender.

Son situaciones en las que se han equivocado en vidas anteriores y, en la actualidad, tienen así la obligación de adquirir el conocimiento necesario para no volver a errar.

En realidad no se debe tomar el karma como una culpa a pagar, sino como una enseñanza que la vida da al espíritu que vino a evolucionar.

Esta lección a aprender se llama karma, es decir, son los errores que el hombre cometió en otra vida, las obligaciones que eludió por cierta debilidad o negligencia, y ahora el destino, mediante situaciones forzadas, le hace saldar esa deuda y cancelar el efecto desafortunado de la misma.

Y a su vez, aprender las lecciones que pueden llevarlo a ganar las experiencias necesarias para derribar esas barreras que le obstaculizan el triunfo.

Por eso el hombre debe tomar el karma como una nueva oportunidad que, a través de distintos obstáculos, le permite remontar ese “debe”. Porque es necesario saber que quienes cometieron distintas transgresiones y abusaron de las leyes naturales en vidas pasadas, deberán pagar el precio hasta equilibrar la deuda kármica. No con castigos, pero sí asimilando conocimientos a través de diversos actos de abnegación.

Esta Ley de Causa y Efecto es absoluta, infalible y eterna en el plano físico, que es el mundo de la manifestación.

El ser humano crea las causas y el karma ajustará los efectos para restablecer el equilibrio.

Es importante saber que todo acontecimiento siempre ocurre como consecuencia de otro anterior, pues existe estrecha relación entre lo que ha sucedido y lo que sucederá.

Es necesario aclarar, sin embargo, que la ética del bien y del mal no debe aplicarse al concepto que el hombre tiene del karma, como si el mismo fuera el resultado de sus actos buenos o malos. La ley karmática tiene por objeto hacer crecer al ser humano en la parte espiritual a lo largo de múltiples vidas para llegar a comprender las Verdades Esenciales del Universo.

Si cada espíritu ha encarnado repetidas veces, fue para aprender que no es el individuo y sus pasiones lo que realmente importa. El hombre no vuelve a nacer porque ha sido perverso, pues el karma no es un castigo. En realidad, nace de nuevo como quien repite un curso.

Tampoco se debe creer que el ser humano rompe la rueda de las reencarnaciones porque fue bueno. El karma no es un premio a la mejor conducta. Si no vuelve a encarnar es porque su espíritu ya no tiene apetencias puramente materiales ni lo sacude el sentimiento de la envidia (yel sufrimiento que la misma engendra).

El concepto del karma se entiende al aprender que, todo lo que haga el hombre con amor, será para avanzar cada día más en el camino espiritual, y cuanto más avance, más obligaciones va a tener con su conciencia.

Lo importante será que acepte esas obligaciones como una bonificación, no como una carga.

En ese avance espiritual la voluntad es el punto de partida, el servicio es el camino, el amor es el empuje y Dios es la meta. Por eso, vencer el karma es alcanzar a Dios, no simplemente ganar la inmortalidad espiritual.

Aquel que no sepa qué karma arrastra de vida anteriores, debe comprender que asumiendo una vocación de Servicio, automáticamente tiende a evolucionar espiritualmente y, por añadidura, revierte las mismas.

No es fácil ascender en el camino espiritual, pues el lastre del ego no permite que el ser humano logre con facilidad ese cometido.

Cuando un ser humano sirve a otros sin esperar compensación alguna, es porque ya aprendió la lección del desapego y no tiene más karma negativo en su contra.

Si la persona tiene la fortuna de encontrar en su interior a su Yo Superior, estará conectado con las fuerzas espirituales de la Luz y eso le servirá para estar en armonía con su propia realización.

El secreto es no identificarse completamente con ninguna tradición. El ser humano debe saber que Espiritualidad no quiere decir Religión, pues el camino espiritual son las vivencias que tiene para encontrar su Yo interior, mientras que el sendero religioso puede llegar a abarcar las estructuras sociales: dogmas, instituciones, etc.

El Maestro Ascendido Lord Byron decía con respecto a Dios:

“¿Puede encerrar el hombre a un Dios inmenso en templo oscuro o bóvedas doradas? Tu rico templo es el espacio libre, la tierra, el mar y cuanto el cielo abarca”.

Esas hermosas palabras tienen la misma verdad que pregonaba el Maestro Jesús a la samaritana en el pozo de Jacob:

--“Créeme, mujer, que llega la hora en que ni en este monte [1] ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Pues Dios es espíritu y los que lo adoren deberán adorar al Padre en espíritu y en verdad”. 2

El sendero de la elevación espiritual es “encontrar a Dios” dentro de cada uno; es encontrar la “iluminación” en cada espíritu.

Otro de los lastres para la ascensión hacia la Luz es el campo emocional negativo que rodea a todo ser encarnado.

El ego se nutre del campo emocional negativo, vive de ese campo emocional que lo condiciona. La emoción negativa que tiene el ser humano limita su espiritualidad.

La ira es esa emoción, el odio es esa emoción, el rencor es esa emoción, la envidia es esa emoción. Todo aquello que sepulta el verdadero amor espiritual tiene que ver con la emoción negativa.

Ese tipo de emoción obnubila la razón, da predominio al instinto, anula el pensamiento coherente e incluso llega a crear cierta dependencia en aquellas personas de espíritu débil.

A veces se enseña que esa emoción tiene que ver con el amor (dicen que las personas sumamente emotivas no son personas frías y que saben amar más que otras personas no tan emotivas). Nada más equivocado. El amor no precisa ser alimentado por una emoción que lo condicione, pues se nutre de la Esencia Divina.

Esa forma de emoción negativa sólo puede alimentar al amor con minúsculas: el amor del “te quiero, te extraño, te necesito, te preciso”... siempre en función de la persona que siente la emoción, nunca en función del otro.

Hay emociones positivas que pueden llevar al ser humano a autorrealizarse: la admiración, la gratitud, la piedad y, por sobre todo, la humildad. Son percepciones que mejoran el campo emocional del ser humano.

Por otra parte, si la persona tiene un problema de salud localizado, debe saber que curando su campo emocional puede llegar a sanar su parte física y psicológica.

Y una persona sin problemas psicosomáticos está más predispuesta a aceptar el hermoso desafío que significa comenzar a caminar el sendero hacia la Luz del Padre.

Claro que hay que tener en cuenta que ese camino, que lleva hacia la evolución espiritual, no es para nada sencillo.

Heredamos del Padre las dos cosas más valiosas que existen: su inmenso Amor y el Libre Albedrío. La complicación aparece porque muchos se aprovechan de esa libertad para causar daño a sus semejantes.

Y no saben que el Universo es un espejo: todo lo que la persona haga, tanto en acto como en pensamiento, retorna a la fuente de origen. O sea, el que siembra mal, cosecha mal. Pero aquel que vive brindándose a sus semejantes y goza haciendo el bien, debe saber que esa Luz vuelve hacia él.

Por otro lado, el ser humano tiene dos protecciones de lujo: un espíritu guía y un ángel de la guarda. Lo van a proteger, no solo contra accidentes físicos, sino también contra sus propias emociones, porque muchas de las enfermedades pueden ser el resultado de bloqueos en la parte física, causados por las emociones.

La clave está en tratar el campo emocional.

Es cierto que a veces no se pueden dominar los sentimientos emotivos, pero pueden unirse al aspecto espiritual y al intelectual. De esa manera, el ser humano estará equilibrado y podrá conectarse con su Yo Superior.

Para llegar a esa meta, el “corazón” no deberá atarse a ninguna situación, porque si éste se apega, se perderá la habilidad de ayudar y la emoción volverá a ganar terreno. 

La religión, tal como se la enseña actualmente, no tiene mucho que ver con el verdadero camino espiritual. La genuina religión se puede encontrar en el interior de las personas, no en templos que llegan a limitar el sentir de la gente. La religión mal entendida enseña la ley y no el amor. Los feligreses necesitan que les enseñen el camino hacia la Luz con sensibilidad y eso no lo puede hacer ninguna ley, solo el amor. Los dogmas, las costumbres y las tradiciones realizadas en forma automática intentan suplantar el verdadero camino hacia el Padre. Pero esos dogmas se transforman en enormes trabas para encontrar ese camino e impiden el real crecimiento espiritual.

Las leyes religiosas son dogmas impuestos en forma arbitraria e impiden razonar en libertad. Muchos “guías espirituales” intentan conducir las vidas de sus seguidores y si estos no siguen sus indicaciones al pie de la letra, les transfieren un complejo de culpa, haciéndoles creer que desobedecen a Dios. Hace dos mil años atrás prácticas semejantes fueron rechazadas por el Maestro Jesús y ahora, muchos de los conductores religiosos, hacen lo mismo que aquellos fariseos.

Jesús enseñó la generosidad y esto fue reemplazado por dogmas estrictamente formales. El Maestro predicó el Servicio y hoy, aquellos que creen representarlo, se comportan como dirigentes y buscan ser servidos. El amor que reconforta se transformó en un dogma que aprisiona el espíritu y no lo deja gozar. El camino espiritual no es obediencia, no es una práctica tiránica... es paz, es gozo, es fundirse con el Absoluto en un éxtasis ilimitado.

No se puede buscar la lealtad a una institución, la lealtad es hacia Dios.

De todas maneras, hay muchas personas que “están despertando” y abren su corazón a la verdadera Luz en este milenio que termina.

Comienza un nuevo milenio y una nueva esperanza. 

En este nuevo milenio, la humanidad va a pasar por varios cambios. El más importante será el cambio de conciencia.

El ser encarnado asumirá por fin que vino al plano físico para evolucionar y cooperará con sus semejantes.

Todavía hay mucho egoísmo, aún existe el apego por las cosas materiales, se sigue pensando en los beneficios personales. Pero también se ven muchos que están tomando conciencia de lo poco que son como personas y lo mucho que son como espíritu.

Y estos últimos saben que la única manera de crecer es identificándose con su prójimo.

El Tercer Milenio será representado por un símbolo de Amor. El Signo de Jesús y la Luz del Séptimo Rayo de Johnakan Ur-el se unirán finalmente para formar el Símbolo del Tercer Milenio: La Cruz Violeta.

 

 

CIELO 09: DIÁLOGO CON ENTIDADES ESPIRITUALES Y ANGÉLICAS

 

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[1] Referencia al monte Garizim, sobre el que los samaritanos habían construido un templo que rivalizaba con el de Jerusalén.
[2] Coincide con: "La verdadera mezquita está construida en un corazón puro y humilde"

      K. Gragg. La sabiduría de los sufíes.