Maya o ilusión, y el vivir es una sucesión de dolores, pero si el
Espíritu ha integrado los distintos “yoes” y prevalece la vocación
de Servicio, el sufrimiento se transforma en goce.
Dice también la doctrina que hay un medio para conseguir el
retorno a lo Inconsciente y estriba en reconocer el carácter
transitorio de nuestras actuales formas de existencia y en matar
en nosotros el goce y el deseo de vivir. De esa manera se
llegaría a un estado llamado Nirvana o Satori.
Pero matar el goce es destruir una idea, un concepto. Lo correcto
sería crear un nuevo concepto, sintiendo el goce de servir, porque
Servicio es Amor en acción y sin hacer decaer el deseo de vivir,
para poder seguir dando a los demás parte de la Luz que todos
llevamos dentro.
Jorge Raúl Olguín.
Espiritualidad y
misticismo son vocablos que no se ciñen, ni
deben ceñirse, a determinados credos o expresiones religiosas.
Apuntan a un objetivo único:
El encuentro vivencial con la Divinidad.
Luis Farré.
Y
ANGELICO
Por el Prof. JORGE RAUL OLGUIN
Preguntar es siempre un buscar, un abrirnos de nuestra parte. Y cuando nos abrimos nos preparamos a recibir. El verdadero preguntar surge del profundo deseo de saber, de la voluntad de escuchar y recibir.
Estar con los espíritus o con los ángeles no es sentarse en una habitación a oscuras, con música misteriosa, una bola de cristal y velas parpadeantes. Simplemente es conversación. Éste es todo el misterio: conversación, tal cual la sostenemos cotidianamente con nuestros buenos amigos o allegados.
Al hablar con los ángeles o los espíritus, con nuestras propias almas o las de otros, encarnados o no, expandimos nuestra capacidad de crecimiento y transformación... y nos acercamos más aún a nuestro destino.
Vincularse con ellos, a través de la propia mediumnidad o de la de otros, es el paso siguiente en nuestra evolución como especie de seres conscientes.
La mediumnidad es la manifestación característica del espíritu inmortal (o thetán, como también se denomina al alma), y no el fruto de sensibilidades o anomalías del sistema nervioso. Es una facultad que en su percepción psíquica se engrandece en la misma medida en que evoluciona y se moraliza el espíritu del hombre.
Su
expresión más elevada fue cuando el Maestro Jesús cedió su cuerpo para dar
cabida a la Energía Crística.
La mediumnidad es un recurso que faculta el intercambio entre los “vivos” de la tierra y los “muertos” del otro lado, y sirve como puente o ligazón para que Altas Entidades Espirituales como Cristo (actual Logos Dimensional), Jesús (actual Logos Solar), Johnakan-Ur-el (Juan Zebedeo, el discípulo amado y alma gemela de Jesús), Buddha, Saint Germain, Kahlil Gibrán, Confucio, Sócrates, Allan Kardec, etc., presten con sus oportunos mensajes un valioso servicio a la humanidad.
Esta aseveración pretende disipar el error muy común de creer que los líderes espirituales, después de abandonar el cuerpo físico, se desentienden totalmente de la suerte de aquellos discípulos o seguidores que guiaron en la tierra.
La mediumnidad es un fenómeno resultante de la hipersensibilidad psíquica que en el presente surge entre los hombres, en concomitancia con el fin de la Era de la Materia y el umbral de la Era del Espíritu, etapa en la que los seres humanos se verán impulsados, como un imperativo determinado por la evolución del planeta, hacia el estudio y cultivo de los bienes de la Vida Eterna.
Debe tenerse en cuenta que aunque muchos movimientos filosóficos o espiritualistas no utilicen la palabra “médium” (para distinguirlos, quizás, del tan cuestionado espiritismo), sus mediadores no dejan de encuadrarse en la técnica sideral de la manifestación mediúmnica cuando captan los mensajes directamente de sus maestros o por vía de la intuición, como lo hacía hace dos mil años Jesús, por ejemplo, o más recientemente Ron Hubbard, fundador de la anterior técnica.
En estas circunstancias se encontraban también como
médium el reverendo G. Vale Owen, protestante, cuando recibía los mensajes
mediúmnicos de su progenitora en la sacristía de su Iglesia, y Alice A. Bailey,
que psicografiaba en el ambiente iniciático las orientaciones del Maestro
Tibetano. Eran médiums, asimismo, la fundadora de la Sociedad Teosófica Helena
P. Blavatsky y también muchos de sus afiliados, como el obispo anglicano
Leadbeater y Geoffrey Hodson. Los profetas eran médiums poderosos (Jonás,
Isaías, Jeremías, Ezequiel y muchos otros). En la esfera católica eran también
efectivos médiums Santa Teresita, Antonio de Padua, Don Bosco y Vicente de
Paúl, por citar solamente a algunos.
Más allá, entonces, de cualquier denominación o interpretación dada a este tipo
de manifestaciones por las instituciones filosóficas o espiritualistas
(“gracia”, “milagro”, “don profético”, etc.), todas son, en esencia, fenómenos
mediúmnicos.
En el libro de Alice A. Bailey Tratado de los Siete Rayos,
editado en 1936, en la pág. 154 se lee: “Con el tiempo se establecerá
comunicación, por medio de la radio, con aquellos que han pasado al más allá, y
ésto se convertirá en una verdadera ciencia”.
Y en la pág. 155 se dice:“En las próximas décadas la ciencia penetrará
más hondamente en el reino de lo intangible y trabajará con médiums y aparatos
hasta ahora desconocidos. Se descubrirán los medios que facilitarán el contacto
con los que actúan fuera del cuerpo físico, y un grupo de médiums operará como
intermediario para un número de científicos que están en el más allá y aquellos
que aún tienen cuerpo físico”.
Este tiempo profetizado es ahora.