Sócrates
Basado en un ensayo de Débora Olguín.
No llegamos a Sócrates directamente, puesto que él
nada escribió, sino lo hacemos a través de tradiciones
múltiples que nos proporcionan diferentes
retratos
de él.
Todos coinciden
en proclamar lo extraordinario y
original de este sabio; el
hijo del picapedrero y de la
comadrona Fenatera que,
vestido con burda túnica
y
descalzo, recorría las calles. Se abstenía del
vino y de
los manjares
delicados. Era de complexión robusta,
de aspecto vulgar, de nariz chata y
cara de sileno.
Él expone un nuevo tipo
de pensamiento que va a
ser en el futuro el modelo constante de una
sabiduría
personalísima. pero antes de enseñar
a los demás, ha
debido
educarse a sí mismo. Un documento nos revela
que Sócrates era un
hombre de pasiones violentas; su
persona era de carácter afable, en
tanto no estuviese
encolerizado. Su autodominio
era. por lo tanto, una
victoria constante de sí mismo. El temperamento
de
Sócrates era
demasiado rico para limitarse a su
reforma interior, por lo cual aspiraba a
difundir su
sabiduría, pues no quería
vivir en el aislamiento,
sino con los
hombres y para los hombres, a quienes
les comunicó el bien más
precioso que ha logrado:
el dominio de sí mismo.